miércoles, 25 de enero de 2012

EL COSTURERO - Bodegón con la Técnicas de Óleo y Acuarela


De pequeña en el internado aprendí a bordar, y tengo que decir que me gustaba y lo disfrutaba mucho. Siempre se me han dado muy bien. ¡Lógico, en un colegio de monjas, eso era lo que más hacíamos!.
Por aquél entonces teníamos que ir a examinarnos al Instituto de San Vicente Ferrer, eso era un palo, ya que no te conocían y si te ponías nerviosa, te jugabas en un día todo. Me acuerdo que las monjas los días de examen después de desayunar nos daban "Agua del Carmen" a todas las internas.

Un año en el examen de bachillerato, de 4º o de 5º tuve que presentar una carpeta con todos los bordados que yo había hecho de vainicas, punto de sombra, festones, punto de cruz etc. Y cuando los presenté y abrieron la carpeta me dijeron que eso no lo había hecho yo, ya os podéis imaginar cómo debí de quedarme Pero me preguntaron en qué colegio estaba  y al decirles "en San Juan Bautista" ya se lo creyeron.

Todo esto os lo he contado, para deciros que por aquél entonces, un año los Reyes Magos me regalaron ese costurero, que estaba hecho de mimbre y de plástico. Cuando teníamos hora de costura siempre lo llevaba conmigo, y cuando salí del colegio se lo quedó mi madre y siempre estuvo en casa. Pero todas las cosas que iban dentro, los hilos, puestos en un cartoncito como nos habían enseñado las monjas, el acerico  (que por cierto lo hice yo de un trozo de tela de uno de mis vestidos) las tijeras con su cordón para llevarlas colgando del cuello, y por supuesto, el delantal que nos solíamos poner. Todas esas cosas me las quedé yo y siempre los tuve conmigo, hasta viajaron a Lima.

En uno de los viajes que hice a Valencia para visitar a mi familia, recuerdo que al abrir el armario y ver mi viejo costurero, me vino la idea de pintar un cuadro y así tenerlo ya para siempre. Se lo pedí a mi madre y enseguida me lo dio, la verdad es que el pobrecito estaba  para haberlo tirado a la basura.

Cuando regresé a Lima, me lo llevé al taller, monté este bodegón y creé este cuadro con todas mis cosas que todavía conservaba desde que era pequeña. Y cuando terminé el cuadro, cogí el costurero y lo metí en una bolsa y lo eché a la basura. Pero tengo el cuadro para recordarlo.

Tiempo después lo repetí e hice una acuarela de él

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